EL PUNTO G ¿el santo grial de la sexualidad femenina?

EXPERIENCIAS CON EL PUNTO G

El "punto G" o punto de Gräfenberg sí existe, aunque la mayoría de las mujeres nunca lleguen a disfrutar de la experiencia o los hombres no puedan encontrarlo.


A decir verdad pocas mujeres pueden vivir la experiencia desde el principio de su sexualidad y algunas jamás descubrirán ese placer (al menos si no se lo proponen).

Después de haber leído mucho, durante años, y habiendo tomado buena nota del protocolo técnico para encontrarlo, un buen día sucedió...apareció en todo su esplendor el "famoso punto G".

En realidad ya había vivido su efecto sin saberlo, había sido poco tiempo después de mi primera relación sexual. 
Un día, durante una penetración en la que estando mi pareja encima de mí tuve un orgasmo diferente, profundo, y durante el transcurso del cual "mojé" la cama. La experiencia había sido un horror ya que aún estaba lejos de imaginar que aquello había sido una eyaculación.
Pasaron unos cuantos años y recordando aquella situación, supe que en esa penetración había sido estimulado el punto G.

¿Es fácil descubrirlo?
Para mí no lo fue; aunque como todo lo relacionado con el sexo es una cuestión muy personal, que probablemente muchas veces, tal vez más de las que imaginamos, tiene que ver con derribar barreras mentales y entregarse a nuevas experiencias.
Había probado durante mucho tiempo, muchas posiciones, desde las más simples a las más complejas. Me refiero a ésas en las que quedas hecha un nudo y lo único que logras es un ataque de risa, poco propicio, por supuesto, para localizar el dichoso punto...y a pesar de tantos intentos...nada...
Debo aclarar también que la actitud de la pareja en estos casos cuenta muchísimo. Hay que armarse de paciencia y no insistir si una no está totalmente dispuesta ya que de lo contrario la búsqueda se transformará en lo más parecido a una visita al ginecólogo.
La disposición y la confianza en la pareja es fundamental.


Ahora lo IMPORTANTE ¿Cómo encontrarlo?
Una vez que estés lo suficientemente excitada tienes que buscar una posición para que tu compañero acceda fácilmente a él y a ti no te resulte molesto. 
Puedes colocarte boca arriba, mejor si arqueas la espalda separando lo máximo que puedas las piernas. O manteniendo esa posición pero no acostada, sino casi sentada o incluso en cuclillas.
Hasta que te acostumbres es preferible la penetración con los dedos. El punto G está muy cerca de la entrada a la vagina, en la cara anterior, por eso es bueno presionar con una mano la zona del pubis.
Si se mueven los dedos, en un movimiento de "llamada" de adentro hacia afuera, sin ejercer demasiada presión, pero sí con cierta rapidez, se notará un bulto del tamaño y forma de un garbanzo de textura un tanto rugosa, que comienza a crecer. 
En mi caso crecía levemente las primeras veces hasta ahora alcanzar un tamaño considerable capaz de cerrar el paso a los dedos.


¿A qué nos enfrentamos al estimular el punto G?
A un orgasmo totalmente distinto. Recuerdo la primera vez, la reacción fue muy visceral, tanto que me asusté de mi respuesta.
A diferencia del orgasmo clitoriano que provoca contracciones internas, el orgasmo por estimulación del punto G provoca una descarga "de empuje hacia el exterior". El orgasmo es tan profundo que parece que el útero fuera empujado hacia abajo.
Debo admitir que estos orgasmos son tan potentes que me dejan una sensación final de agotamiento. Aún así, y con la estimulación apropiada creo que es la manera más fácil en la que experimento "orgasmos múltiples".

Creo que no existe un ideal sexual que alcanzar, sino una constante de experiencias a descubrir y aprovechar para aumentar el placer, deshacernos de la rutina y poder sentirnos mejor con nosotros mismos.


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